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CALL MY AGENT / Dix Pour Cent

 

CALL MY AGENT / Dix Pour Cent 

Los franceses se jactan de haber inventado el cine... La historia del cine comenzó el 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Lumière proyectaron públicamente la salida de obreros de una fábrica en Lyon, la demolición de un muro, la llegada de un tren y un barco saliendo del puerto. Hay otras versiones, como la que señala a William Edward Green (1855-1921) más conocido como William Friese-Greene, fotógrafo e inventor inglés, es considerado como el padre de la cinematografía, o al menos eso dice su lápida en el cementerio de Highgate y también Google.

El éxito de este invento fue inmediato en toda Europa y América del Norte, donde Thomas Edison ya había grabado numerosas escenas que un espectador a la vez podía ver a través de un kinetoscopio.

Lo cierto es que , después de un largo período de adormecimiento, Francia comienza en este siglo 21 a recuperar su bien ganada fama de vanguardia del cine ( no es casual que el Festival de Cannes sea el hito más importante de la industria después del Oscar, del que hablaremos más adelante) y  se luce nuevamente, ahora en el terreno de las series, con la deliciosa comedia dramática “Call my Agent” ( en español “ Llama a my agente”, traducción libre del título original “Dix Pour Cent” ( Diez por Ciento).

La serie, que ya está en su cuarta temporada, trata una agencia de talentos de París que maneja a grandes figuras del show business europeo mientras que sus integrantes enfrentan diversos retos de vida cotidiana, relacionados con cuestiones amorosas, familiares y de todo tipo.

Se trata de una producción francesa pensada para la televisión, que ha traspasado las fronteras de Europa y hoy nos llega a través de Netflix. Cada uno de sus capítulos de 50 minutos está dedicado a un actor o una actriz del star system francés. Así, veremos en el piloto a la bellísima Cécile de France, y más adelante al gran Fabrice Luchini o a la incomparable Mónica Bellucci y  a la no menos célebre Isabelle Adjani,  representando su propio papel en guiones de comedia finamente escritos por Dominique Besnehard y Fanny Herrero, talentosísimas guionistas que logran crear personajes creíbles y conmovedores, de “carne y hueso” en situaciones de la vida diaria que atrapan al espectador y dejan, a además de las risas y sonrisas propias de la comedia, no pocas reflexiones interesantes sobre la existencia, su significado y su sentido.

La recomendamos ampliamente como ejemplo de lo que se puede hacer sin ceder a las exigencias de marketing de las grandes productoras internacionales y sin comprometer la autenticidad propia de un país que sigue ofreciendo pequeñas y grandes joyas que adornan en todos los ámbitos a la bella y vibrante cinematografía mundial.

Pasando ahora a un breve recuento de la Entrega del Oscar, Los grandes premios de la noche han sido para: Green Book, mejor película | Alfonso Cuarón, mejor director por Roma | Rami Malek, mejor actor por Bohemian Rhapsody | y Olivia Colman, mejor actriz por La Favorita.

Green Book es una historia basada en la vida real que nos cuenta, en tono de comedia, las vicisitudes de un padre de familia italiano, rudo pero habilidoso, buena gente y ocurrente, que es contratado por un sello disquero para servir de chofer a un extraordinario pianista negro (encarnado por Mahershala Ali, ganador como mejor actor de reparto) que hace una gira por las ciudades del Sur de Estados Unidos en la década del 1960,  época de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. No faltan momentos gratos y la película entretiene, pero a nuestro juicio no es digna de un Oscar, esa figurita que en una época representó la excelencia mundial en materia de cine.

Algo parecido ocurre con la cinta de Alfonso Cuarón, Roma, que narra la vida de una mujer de servicio de una familia de clase media durante los tempranos años 70 en un barrio (que da título a la película) de México DF, con un impecable planteamiento narrativo en blanco y negro que le ha valido el premio por mejor director, por mejor cinematografía y también por mejor película extranjera. Imposible negar sus méritos y la alegría que produce que el premio lo obtenga una película latinoamericana, pero – nuevamente- son criterios extra-cinematográficos los que han permitido la nominación e influido en la premiación.

En cuanto a Rami Malek, protagonista de Bohemian Rhapsody, reconocemos su mérito para encarnar al incomparable Freddie Mercury y lo felicitamos por su talento, mejor utilizado tal vez en series como Mr. Robot, propuesta de anticipación científica que destaca en su género mucho más que la película sobre Queen en el suyo.

Pero no todo es tan sesgado, la gran actriz británica Olivia Colman ha obtenido el trofeo como mejor actriz en papel protagónico con “La Favorita”. Recordamos a Olivia por sus intervenciones en series como “The Crown”, donde hace de Isabel Segunda y Los Miserables, lo que nos permite aplaudirla por este premio que pocas actrices inglesas se han llevado a casa.

 

 

Pablo Brito-Altamira

@Hermeticum

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